Margalida Castro es una actriz colombiana de amplia trayectoria a la que el público recuerda por su participación en más de 70 producciones, entre las cuales destacan títulos como los de Gallito Ramírez, Yo amo a Paquita Gallego, María Bonita, Hasta que la plata nos separe, El secretario, Chepe Fortuna, La nieta elegida, y otras más.
Sin embargo, en días recientes la santandereana de 82 años, quien se considera a sí misma como ‘La abuelita de Colombia’, se convirtió en tema de conversación al compartir las valiosas lecciones que aprendió durante una de las etapas más desafiantes de su vida: su estadía en un manicomio.
Sigue a la Revista Vea en WhatsApp¿Por qué Margalida Castro estuvo en el manicomio?
De acuerdo con lo expuesto por la experimentada actriz, su llegada a este lugar se dio a la edad de 27 años, luego de sufrir un accidente por el que su cráneo se fracturó en varias partes y debió ser intervenida en una compleja cirugía de reconstrucción.
Como consecuencia de esta situación, Margalida Castro comenzó a padecer de un grave insomnio que, a su vez, le provocaba alucinaciones. Por esta razón, fue sometida a crueles tratamientos dentro de un manicomio, donde vivió torturas que dejaron marcas físicas y emocionales.
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Y aunque la artista logró recuperarse y retomar su trabajo en la televisión, tras el repentino fallecimiento de su mamá volvió a ser internada, hasta que salió en 1984.
Margalida Castro, actriz colombiana.
Las enseñanzas que le dejó el manicomio a Margalida Castro
En charla con Bravíssimo, magacín del canal Citytv, ‘La abuelita de Colombia’ resaltó la importancia de la gratitud por las cosas simples de la vida, una virtud que, según ella, se fortalece en los momentos de adversidad.
Además, enfatizó cómo, aun en las circunstancias más difíciles, como estar amarrada de manos y pies, se puede encontrar valor en lo que a menudo se da por sentado, como el movimiento y la libertad física. Según ella, esta perspectiva le ha permitido aprovechar cada nueva oportunidad, tanto en su carrera como en su vida personal, con una actitud positiva y agradecida.
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“La gratitud es una virtud que hay que fortalecer. Así esté llena de cirugías en mi boca, puedo masticar. Cuando estuve amarrada en el manicomio de manos y pies en un sótano, ahí es que uno ve el valor de una mano, lo que vale caminar”, concluyó Margalida Castro.
